En las agencias de publicidad ya tenemos todos puesto el foco de esperanza en el nuevo 2021 que empieza, con deseos de que todo vuelva a la normalidad y logremos olvidar lo vivido como si de una mala pesadilla se tratara. Pero, ¿será esto posible?
El 2020 sobrepasó todos los pronósticos y de una forma brillante todos debimos adaptarnos al cambio. Sí, brillante, porque de todo debemos sacar siempre el lado positivo y esta etapa no va a ser menos. Hagamos un repaso al aprendizaje express que el sector publicitario ha adoptado tras este 2020, porque aquello que parecían parches para sanar una herida temporal ha terminado quedándose entre nosotros, algo que sin darnos cuenta, ha hecho que nos adelantemos y lleguemos al nuevo año con los deberes hechos.
Tenemos delante un nuevo consumidor de faceta preocupada que de repente vio cómo sus valores se replanteaban. Primero por una desaceleración, después por una situación de adaptación. Lo que está claro es que los hábitos del consumidor han mutado, y donde primaba la experiencia, ahora lo hace la seguridad y la necesidad de confianza.
Más allá de la inmediatez, ahora es el factor “futuro” lo que más preocupa, esperando así una garantía palpable por parte de las marcas donde todo posible riesgo quede reducido al mínimo.
El nuevo consumidor necesita encontrar empatía en las marcas, sentir que puede confiar en ellas porque entienden sus emociones y su nuevo estado de ánimo.
Una amenaza se expandía sobre las marcas: su subsistencia, su progreso, su estabilidad y su propio público. Distintos factores las pusieron en el punto de mira, y como en la jungla debían sobrevivir.
El gran aliado fue una aceleración tecnológica, una renovación vital que muchas debieron asumir para cubrir las necesidades que su nuevo consumidor les imponía. La digitalización nos ha permitido seguir disfrutando de eventos, presentaciones de producto, nuevos lanzamientos y hasta de catas de cerveza a domicilio.
Ahora comodidad y online encajan mejor que nunca, ya que más allá de facilidades, este impulso en lo digital ha permitido una adaptación eficaz, acercando aún más lo cotidiano -y de repente inviable- a una pantalla. La prioridad ha sido entender más que nunca al consumidor, mimarlo, cuidarlo y darle soluciones. Todo ello además, llevado a cabo desde un punto creativo y siempre bajo control. Nada de dejarse llevar por el pánico, como si la situación no fuese nueva para nadie.
Desde la torre de control de las agencias de publicidad y comunicación, nuestra misión ha sido adelantarlos a este progreso. Al principio incierto, ahora más que evidente, y en adelante una asignatura pendiente para los negocios más reticentes al cambio.
Como cualquier otro tipo de empresa, nos tuvimos que aplicar el cuento. Nuestros procesos y nuestra perspectiva fueron más online que nunca, y las iniciativas propias de la agencia empezaron a renovarse; la gestión de los proyectos y su evolución, el diseño de presupuestos o la recepción de feedback, las presentaciones, todo cambió.
También las agencias hemos tenido que dedicar un esfuerzo extra a escuchar a nuestros clientes, que son las marcas, para entender mejor sus necesidades (nuevas) y estudiar sus (nuevas) posibilidades, que son muchas. Aún es pronto para saber cuáles serán los cambios sin vuelta atrás para el sector de la publicidad, la comunicación y el diseño, pero merece la pena que tengamos la mente despierta para que 2021 sea un año volcánico en lo creativo, como esperamos.