A nadie se le escapa que la industria del videojuego (con más de 2.000 millones de facturación en España el año pasado) es una cosa muy seria. Los profesionales de este sector reclaman, con toda la razón del mundo, más respeto para su trabajo, para el que ya existen empresas, proveedores y centros de formación dedicados plenamente a la creación, diseño, financiación y comercialización de videojuegos. En este caso en concreto conectamos especialmente con el proyecto, porque se centra en la faceta creativa de este producto.
Los Indie Games cumplen su quinto año como certamen de premios dirigidos a los autores e impulsores de videojuegos independientes, esto es, que salen firmados por pequeños estudios o equipos puntuales con un afán mucho más creativo que lucrativo. Son auténticas obras de arte e innovación. Este punto de partida nos abría muchas más posibilidades para rediseñar su marca y llevarla a otro nivel, sabiendo que además teníamos que desarrollar todo el universo visual e, incluso, hacer que ese diseño se convirtiera en un trofeo físico para entregar a los ganadores esta misma semana en Málaga.
Una de las premisas de este rediseño de su antigua marca tenía que ver con la madurez y profesionalidad del certamen y sus participantes. Tenía que simbolizar un mando de videojuegos, pero ninguno concreto ni reconocible; también debía estar relacionado con el píxel, que es el átomo elemental de este mundo; tenía que transmitir tecnología, evasión, tendencia y categoría. ¡Y así lo hemos conseguido!
El desarrollo posterior de este proyecto ha sido igualmente intenso. Son unos premios importantes que invierten muchos recursos en su comunicación y precisaban un sistema visual jerarquizado (tipografía, colores corporativos, formas, pictogramas, assets) que estuviera perfectamente alineado, que fuera reconocible y también versátil para poder llevarlo a un sinfín de formatos y soportes, desde un banner hasta un roll-up, pasando por anuncios impresos, contenido digital, merchandising y un largo etcétera.
