Entender de verdad la esencia de una marca y definir una estrategia para su posicionamiento es un trabajo que, elaborado con creatividad y detalle, marca la diferencia.
Mediante el branding estratégico dotamos de personalidad a marcas que quieren significar algo importante en la mente de sus audiencias.
Una marca tiene una cara visible (su logotipo, su merchandising, sus anuncios) y una cara invisible (su línea de acción, su propósito, sus principios, su identidad de marca). No disponer de un trabajo de branding estratégico es el fallo más común que nos conduce a incoherencias y posicionamientos planos.
El proceso arranca con una fase de investigación profunda, afectando a todas las áreas de una marca, sea nueva o establecida; también investigamos de forma externa, reuniendo información de valor sobre el sector, sobre la competencia, sobre el público al que nos dirigimos, tendencias de consumo, etc.
Con un análisis completo ya tenemos los cimientos para empezar a construir unos territorios de marca, unos valores propios, una misión y un propósito, entre otros ingredientes. Sin ellos es imposible llegar a una frase de marca (‘tagline’) relevante, a una identidad verbal que afecte al mensaje y al estilo o a una identidad visual que concrete la representación de la marca y sus códigos visuales.
Una estrategia de branding sin activación ni gestión alineadas no es más que una declaración de intenciones. Un sistema de gobierno de esa marca nos ayudará a poner todo lo diseñado en práctica, y como agencia de branding nos corresponde también la misión de acompañar a las marcas en sus procesos de transformación.
Desde el naming hasta el diseño digital
El diseño de una marca-ciudad