Una de las disciplinas centrales de un equipo creativo como el nuestro sigue siendo el diseño gráfico, que implica la planificación y la construcción de mensajes visuales aplicados a un contexto específico para conectar con un público concreto.
En este gran universo cabe todo tipo de proyectos: desde diseño de carteles, etiquetas, folletos y papelería corporativa, hasta la adaptación de una identidad visual a un gran letrero o señalética. También piezas como banners, dossiers, catálogos, la firma de un email o incluso cartas de restaurantes… las posibilidades son prácticamente infinitas.
En muchos casos, el diseño gráfico se convierte en una extensión natural de otros servicios, como ocurre, por ejemplo, con un proyecto editorial que requiere cohesión entre el diseño interior y exterior.
Nuestro proceso de trabajo integra tareas de diseño gráfico para ampliar una identidad o reforzar una estrategia de comunicación o de branding. Cada proyecto es único, pero también surgen necesidades extraordinarias que requieren soluciones personalizadas, como el diseño de piezas para campañas de comunicación.
La flexibilidad es clave: estudiamos el pasado, presente y futuro de cada proyecto para adaptarnos a las necesidades específicas de cada cliente. Este enfoque incluye la creación de identidades visuales robustas y coherentes, complementadas por elementos como packaging, para maximizar el impacto visual en el mercado.
Cuando abordamos un encargo de diseño gráfico, lo hacemos con transparencia. Explicamos nuestra metodología y el resultado de nuestros análisis, sin misterios, para que cada cliente entienda cómo hemos transformado su idea en una solución visual efectiva. Este enfoque también se aplica en la creación de contenidos digitales, asegurando que el diseño refuerce los contenidos de la marca y mantenga la coherencia en todos los canales.
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Es la disciplina que utiliza elementos visuales como imágenes, tipografías y colores para comunicar mensajes específicos en soportes digitales o impresos, asegurando claridad, impacto y coherencia con la identidad de la marca.
Primero se debe analizar el mensaje clave y definir el público objetivo para crear los bocetos iniciales. Luego se adaptan los elementos visuales a los distintos formatos publicitarios.
En impresión, consideramos resolución, márgenes, tipo y técnica de impresión y perfiles de color CMYK o PANTONE. En digital, priorizamos la optimización de formatos, colores RGB y escalabilidad, no olvidando que el digital es un terreno donde hay que tener en cuenta la animación y la interacción.
Siempre se debe revisar el color, validar formatos, revisar resoluciones de imágenes, ajustar sangrados y márgenes, y realizamos pruebas físicas si es necesario para detectar posibles errores.
Ayuda al usuario a ubicarse en espacios físicos, y le guía de manera intuitiva, reforzando a la vez la identidad visual del entorno.
En un diseño persuasivo, se deben destacar llamadas a la acción y apelar a las emociones, mientras que en un diseño informativo, se prioriza la claridad, jerarquía del contenido y legibilidad.
Describe el objetivo del proyecto y habla de tus espectativas, aporta referencias visuales, y menciona elementos específicos que quieres incluir o evitar.
Fuerza, innovación y cercanía
Nuevos tiempos para una marca con mucha trayectoria