Branding & Diseño
Zajari diseño de botella aceite oliva
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En el mercado actual, más aún desde que internet y la globalización se hicieron efectivas, existen sectores donde la producción de un artículo distinto exige una presentación distinta. En España, y de cara a la exportación de un icono gastronómico y cultural como el aceite de oliva, conseguir diferenciar una marca con cualidades exclusivas es todo un desafío. Es necesario enviar un mensaje a través de una botella, y ese mensaje ha de ser directo y universal. Es el caso del packaging del aceite de oliva virgen extra Zajarí, procedente de la comarca del Poniente de Granada, elaborado a partir de la variedad Lucio (histórica y muy poco frecuente) y ecológico. Este es el encargo que recibimos en Estudio Squembri, y que ha culminado en un diseño que le aporta la exquisitez que se buscaba.

Cuando los estándares de fabricación y de distribución de un producto marcan los márgenes de la creatividad, es el ingenio el que entra en juego. Este trabajo precisaba de una presentación muy especial, porque iba a acabar en estanterías y catálogos de Reino Unido, Alemania o países nórdicos, donde se valora muy bien un aceite andaluz de producción ecológica, pero donde también hay que destacar como algo peculiar. El resultado es una botella lacada en negro, sobre la que se imprime un diseño en tinta blanca, equilibrando sencillez, elegancia y contundencia.

El origen es aquí una de las claves, dado que el proyecto parte de un aceite de oliva virgen extra muy particular. La variedad Lucio es exclusiva de Granada, con una historia que remite al Al-Ándalus del siglo XI, y de la cual apenas quedan 10.000 hectáreas de ejemplares de olivo con 400 años de edad. A sus propiedades saludables se suma un sabor muy personal, suave pero ácido, herboso y afrutado, propio de un zumo de aceituna extraído por procesos mecánicos y cumpliendo con los requisitos de la marca ‘Poniente de Granada’ y con las exigencias de la certificación ecológica.

Así, a la hora de definir la marca, el lugar y la historia eran su mejor carta de presentación. No obstante, las referencias al pasado andalusí de Granada o a su principal monumento (la Alhambra) ya son tantas en marcas y empresas de casi todos los sectores en la provincia que determinados recursos caían en lo obvio. Aquí también había que buscar algo inmediatamente identificable, pero diferente. Dedicamos mucho tiempo al diseño de la marca, y finalmente presentamos un imagotipo que combinaba referencias a la leyenda andalusí con un toque de innovación y distinción.

Ahí estaba el uso geométrico de la cultura del Islam de aquellos tiempos, exquisito y reconocible en todo el mundo. En particular, las formas con las que los tejados de baños árabes y otras estancias dejaban entrar con delicadeza la luz, unas luminarias que son de las más bellas de la Historia y conocidas en todo el mundo. De la combinación de recortes en pétalo, hueso o aguja surgen las estrellas de ocho puntas con el área colmada. La tipografía también se apoya en ese carácter geométrico sin remates y, al mismo tiempo, introduce curvas que refuerzan la referencia ancestral a una cultura milenaria.

Fundamentos: luz y oscuridad

El diseño de la marca se extendió al resto de la botella, buscando precisamente para la luz un segundo valor, esta vez tan conceptual como práctico. El uso de una botella lacada en negro, además de aportar los valores asociados a este color (sobriedad, distinción, exclusividad, estilización, misterio, etc.), acendra una presencia que protege al contenido, ya que la mejor forma de conservar las propiedades de un aceite de oliva es en un recipiente opaco, por más que al usuario le guste ver el color y la textura del mismo sin abrir el envase. Es otra forma de generar confianza: se limita la exposición y no se puede ver el producto, pero porque la prioridad es preservar su pureza.

A todo esto se añade la diferenciación en un mercado nacional o internacional. El negro es el color menos usado para la presentación de un alimento como éste, quizás más frecuente en botellas de licores muy específicos, perfumes o vinos de primera calidad. ¿Por qué un aceite de oliva virgen extra tan singular no podía compararse estéticamente con la excelencia de un champagne gran reserva? Es lo que nos preguntamos y por lo que decidimos apostar por un toque de exclusividad, que además se conjugaba a la perfección con el diseño que habíamos creado.

Todo el trabajo estuvo cimentado en la sutileza, que era uno de los valores a los que el cliente daba más importancia para su marca. En la búsqueda de la exclusividad hay un límite que no se puede rebasar: el de la ostentación. Una botella de aceite virgen extra delicatesen, aunque tiene un coste superior al de los alimentos básicos, sigue siendo algo asequible y –relativamente- cotidiano. En este sentido, para nuestro equipo fue muy importante la decisión del cliente y su claridad de objetivos, tanto de exportación como de imagen, que nos transmitió a través de un briefing completo y concreto, que especificaba el público objetivo, los valores de la marca y los presupuestos de fabricación posibles.

Una vez garantizado que el imagotipo y su desarrollo también aseguraban que los logos de certificación ecológica y de otras aptitudes cumplían la normativa comercial, se planteó la forma de imprimir la botella. Por estampación directa se traslada el diseño al vidrio, marcando la impresión a fuego y rematándolo con una cocción baja (aproximadamente 1.0000C, la temperatura es muy importante), y así conseguir una adhesión total.

El mensaje final que esta botella lleva consigo queda así escrito. Es una botella que llega de lejos, de culturas lejanas en el tiempo, conteniendo un aceite de historia secular conservado hasta la actualidad por un proceso delicado y preciso, como el empleado al fabricar el propio frasco. Y es un mensaje que entenderá cualquier destinatario, esté en la latitud que esté.

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